¿Por qué el Quillay, árbol único de Chile, es tan crítico para la industria mundial de las vacunas?
Este árbol endémico de las zonas semiáridas de Chile es crucial para la creación de vacunas y la industria farmacéutica, pero su extracción lo mantiene amenazado.
Hace pocos días, en la revista Nature, se publicó un estudio que detalla el exitoso cultivo de saponina en un laboratorio en Reino Unido, una molécula muy importante en la industria farmacéutica mundial que proviene del Quillay (Quillaja saponaria), árbol endémico de Chile.
Los científicos buscan hacer que la industria deje de ser tan dependiente de esta especie para así reducir su explotación. El árbol no está en peligro de extinción, pero sí amenazado por la extracción y el cambio climático, que desencadena en sequía e incendios forestales que han acabado con hectáreas de esta especie.
Pero, ¿por qué es tan importante el Quillay y para qué sirve? Este árbol, único en el país, contiene una molécula en su corteza que tiene distintas aplicaciones en la industria farmacéutica, la ya mencionada saponina.
Esta funciona como antiviral y de hecho es principalmente utilizada en jabones, por lo que el Quillay es llamado en el extranjero “árbol de corteza de jabón”, pero también es clave para las vacunas, que han mantenido al ser humano al margen de peligrosas enfermedades.
De hecho, una de las moléculas de la saponina más común, la QS-21, fue crucial en vacunas contra “el herpes zóster, la malaria, la enfermedad por coronavirus y otras en desarrollo”, recoge el estudio publicado en Nature.
Asimismo, el Quillay también se utiliza para algunos cosméticos, champús, entre otras cosas, y es considerado una de las especies más interesantes que crece únicamente en la zona semiárida de Chile, desde la región de Coquimbo hasta la Araucanía, según Ladera Sur.
El primer cultivo de saponina de Quillay en laboratorio
Hasta ahora, los científicos no había logrado producir o cultivar saponinas en ningún lugar. “Nuestro estudio abre oportunidades sin precedentes para la bioingeniería de adyuvantes de vacunas”, comenta para Cosmos, la profesora Anne Osbourn, líder de grupo en el Centro John Innes, en Reino Unido.
“Ahora podemos investigar y mejorar estos compuestos para promover la respuesta inmune humana a las vacunas y producir QS-21 de una manera que no dependa de la extracción del árbol de la corteza de jabón“, plantea.
Para lograr esta importante hazaña, los expertos investigaron la secuencia genómica del Quillay, averiguando qué genes podrían producir las saponinas adecuadas para cultivar la molécula QS-21.
Así, encontraron 70 genes candidatos que podrían generar este compuesto y los trasladaron a plantas de tabaco mediante modificación genética para cultivarlos. Finalmente, la búsqueda se redujo a 20 genes clave que producen la QS-21.
“Lo que resulta muy gratificante es que esta molécula se utiliza en vacunas y, al poder hacerla de forma más sostenible, mi proyecto tiene un impacto en la vida de las personas“, agrega la Dra. Laetitia Martin, también del Centro John Innes y autora principal del estudio.
¿Qué pasa con el Quillay en Chile?
En Chile, el Quillay es una especie especial porque puede soportar condiciones que otros árboles no, como suelos pobres en nutrientes y condiciones extremas de sequía, pero todo indica que está llegando a sus límites.
De acuerdo con Ladera Sur, desde 2010, este árbol está siendo afectado por la mega sequía que azota los lugares áridos de Chile. De hecho, el medio recoge que es uno de los árboles que más verdor está perdiendo en las zonas pre cordilleranas producto de la falta de agua.
Por ello, se están haciendo esfuerzos para que persista pese a las condiciones, como por ejemplo, incluyéndolo en el arbolado urbano de Chile y utilizándolo para reforestar, puesto que crece rápido y produce sombra, ayudando así a otras especies más lentas a crecer sin secarse en el intento.
Además, también está protegido por una ley que regula su extracción, puesto que al momento no se puede prohibir, debido a que sigue siendo indispensable para la industria farmacéutica.